EL FUTURO de ZAPATERO
El futuro de Zapatero se ha convertido en su presente. Él mismo abrió la caja de los truenos al reconocer, en un encuentro con periodistas, que había desvelado ya a su mujer y a un compañero de partido su decisión sobre su candidatura a las próximas elecciones generales que, a priori, se celebrarán en marzo de 2012. Madrid es un hervidero de rumores y el PSOE es su principal propagador. Están tan preocupados por la mala imagen del presidente y la debacle que les vaticinan todas las encuestas que parecen querer jubilarle antes de tiempo, abriendo para ello el melón de la sucesión.
Un amigo cercano, próximo al PSOE y al Gobierno Zapatero, me comentaba este pasado fin de semana que son muchas las apuestas a favor de una dimisión del presidente para dar paso a Pérez Rubalcaba. No sé lo que se cuece en los mentideros de Madrid, pero esta hipótesis me parece tan descabellada como carente de rigor. Tal vez, proviene de quienes confunden la realidad con sus propios deseos. Más factible me resulta la predicción de quienes piensan que ante un mal resultado del PSOE en las elecciones municipales y autonómicas de 2011, Zapatero disolverá las Cámaras, adelantará los comicios generales a ese mismo otoño y anunciará acto seguido que no repetirá como candidato.
Son sólo quinielas, aunque en mi opinión esta segunda puede tener fundamento. Sin embargo, más allá de lo que ocurra, creo que el presidente aún no ha tirado la toalla. Es cierto que cada vez son más las voces, en el seno del PSOE, interesadas en apearle de la política para abrir un nuevo ciclo, pero aún así tengo la intuición de que Zapatero, en su fuero interno, se ve capaz de remontar las encuestas y superar las negras expectativas que se ciernen sobre el PSOE como consecuencia de su política antisocial. El síndrome de La Moncloa también provoca ceguera.
Es posible que aún no se haya dado cuenta del rechazo que genera, no sólo entre la ciudadanía, sino también en su propio partido. Los primeros le han, le hemos, retirado la confianza porque nos ha mentido y con el voto de la izquierda está haciendo la política de la derecha; los segundos, sus correlegionarios, comparten todas y cada una de las medidas antisociales que Zapatero ha impulsado, pero están dispuestos a vender su cabeza en un intento desesperado por salvar los muebles y mantener sus cargos. Ocurra lo que ocurra, hemos aprendido la lección. Con un candidato u otro, en marzo de 2012 o en otoño de 2011, el voto de la izquierda a Izquierda Unida.
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