domingo, 2 de enero de 2011

La crisis; entre la cerilla y el bidón de gasolina

La crisis; entre la cerilla y el bidón de gasolina

Escrito por: Esteban Luengo Bernaus el 03 Ene 2011 - URL Permanente
Este es un blog que trata temas eminentemente de política y economía, que no es óbice para que además me sumerja en otros temas relacionados con el conocimiento y el poder, además de brindar mi ayuda informando sobre temas relacionados con impuestos y asuntos laborales y sociales.
Así que mi primer post de 2011 tratará sobre política y economía, priorizando su influencia y actuación sobre lo que verdaderamente importa, las personas, los individuos, que al fin y a la postre, son los actores pasivos que reciben más directamente los beneficios en épocas de bonanza económica, y las bofetadas cuando la tempestad sucede a la calma.
Y mi primera reflexión, en este año recién alumbrado, va encaminada a ahondar en ese sentimiento, ya casi generalizado en los ciudadanos, entre confusión, incertidumbre e indignación. Esta última, aún no manifestada con virulencia, hay una cerilla que reposa en su caja y un bidón de gasolina que permanece cerrado.
Que el ciudadano de a pie está confuso, inquieto y desorientado lo vemos y oímos a diario. Casi nadie entiende realmente cómo hemos podido llegar a esta situación, si exceptuamos a las personas mayores que constantemente nos están recordando que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Y no dejan de tener razón, nos impusieron un modelo económico de pan para hoy y hambre para mañana que nació imperfecto desde su creación. No obstante, nos subimos al carro del milagro que durante unos años recogió un espectacular crecimiento, acompañado de unas cuentas públicas saneadas, un sector inmobiliario que empujaba con fuerza de nuestra economía y unas irresponsables Entidades de Crédito que ¿nos facilitaban la vida?, el vivir por encima de nuestras posibilidades, que acabó por debilitar las ruedas del carro hasta partirlas. Sobrevino el hundimiento del milagro español tan envidiado hasta entonces en todo el mundo. Paradójicamente, esas Entidades de Crédito, responsables de esta crisis financiera que seguimos sufriendo, fueron las primeras que recibieron ayudas de miles de millones de euros.
Nos preguntamos ¿cómo es posible que nuestros gobernantes no se percataran que ese modelo económico no conducía a ninguna parte salvo al desastre presente? Pues dejémonos de preguntárnoslo porque sabían perfectamente que estábamos instalados en una burbuja que acabaría por explotar. Maldita sea, vaya si lo conocían. Vaya si tuvieron, tanto Aznar como Zapatero, ocasiones, aprovechando la bonanza económica, para proyectar una nueva industria que fuera realmente productiva, que convirtiera a España en una nación moderna, que dotara al país de unas empresas energéticas que nos autoabastecieran, algunos de tanto querer ser progresistas se comieron el progreso. Y no hicieron nada, el dinero entraba y salía a raudales y les iba bien así. Por qué complicarse uno o dos mandatos al frente del Gobierno si la “cosa” funcionaba. Desafortunadamente para ellos y sobre todo para nosotros dejó de funcionar.
Y para que el desaguisado fuera mayor, entran en escena las grandes gestoras de fondos. El ciudadano de a pie se pregunta, ¿quiénes son esos acreedores de la deuda de España dispuestos a devorarnos, empeñados en lanzar ataque tras ataque especulativo sobre nuestra economía? Y sobre esto hay que hacer distinciones. Si un Estado, como es el caso de España, no dispone de recursos suficientes para hacer frente a los gastos corrientes y a los vencimientos de la deuda, emite nueva deuda que llega a los mercados financieros. Es lógico que el pequeño y mediano inversor que ha apostado por nuestra deuda quiera obtener un beneficio si cabe mayor, aquí no caben otras interpretaciones, estamos en un mercado que se mueve por la ley de oferta-demanda. Algo totalmente diferente es lo relativo a los llamados tiburones financieros que se mueven bajo otros parámetros; su primera víctima, Grecia, con una economía muy debilitada, incapaz de hacer frente a los compromisos de su deuda, unido al error de tratar de esconder sus malas cifras, propició ser atacada por los tiburones. Había caído el primer país del euro. Las ganancias fueron enormes, basta recordar que a finales de 2009 el euro cotizaba a 1,51 respecto al dólar, hoy se cambia a 1,34 pero cuando ocurrió el rescate de Grecia, el euro llegó a cotizar a 1,24. Contra esta especulación nada se ha regulado, existe una total pasividad de la Unión Europea que nada ha hecho para obstaculizar su especulación y evitar que los tiburones financieros lleguen hasta nuestra despensa y la saqueen. Me pregunto que si estas grandes gestoras de fondos son capaces de hacer el mal, haciendo entrar en quiebra a países, arruinando la vida de millones de personas, perjudicando gravemente a otros tantos millones que verán recortados sus derechos y sus salarios, no sería justo que la política castigara a estas mafias capaces de acabar con la solvencia de un país.
Pero nuestros políticos están ocupados en otros asuntos. Trabajan ahora discutiendo hasta qué edad tenemos que trabajar, cuántos años del cómputo de cotización nos añadirán a los quince actuales, cuándo se dejará en suspenso la negociación colectiva para que nuestros salarios puedan ser rebajados, cómo podrán desarrollar la reforma laboral de tal manera que nos recorten más derechos, cuánto nos subirán la luz, el gas, la gasolina, los alimentos. Ese y no otro es su discurso, empezó y sigue una vorágine de recortes de derechos como nunca antes se había producido. Y si realmente fuera necesario lo acataríamos con sumisión, cumpliendo con nuestro papel de buenos ciudadanos, nuestro deber ante nuestro país necesitado de nuestro sacrificio. Pero todos, todos tenemos que hacer el sacrificio, los pudientes y los no pudientes, los de arriba y los de abajo. Y en primerísimo lugar, ellos, nuestros políticos. Que no son más que nosotros, que no pertenecen a ninguna casta superior al resto, que si trabajamos más años, ellos también, que su cómputo de años para alcanzar la pensión sea el mismo que el nuestro, que la pensión se rija por los mismos baremos que los nuestros, que recorten sus sueldos en una cantidad que no sea simbólica como lo han hecho y que renuncien a los demás privilegios que tienen no por haberlos conseguido con sus méritos sino porque ellos así lo han dispuesto.
Hay noticias que se producen y pasan inadvertidas para la mayoría. Ésta saltó en diciembre, después de que las Mesas del Congreso y el Senado, que se reunieron este martes en la Cámara Baja, hayan estudiado algunas de las cuestiones comunes. Entre ellas estaba la solicitud, realizada hace ocho meses, de Rosa Díez para reformar el sistema de pensiones de los parlamentarios e igualarlo al del resto de los españoles. Pues bien, según informa Efe, ambas Mesas han decidido comunicar a la líder de UPyD que el sistema de complemento de pensiones de los Parlamentarios es “válido y adecuado”.
Después de leer esta noticia, uno se acuerda de la cerilla y el bidón de gasolina.
Buenas noches y feliz día

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