¿Por qué los líderes, los partidos, los intelectuales y los periodistas tienen miedo a un movimiento que no controlan?
La democracia 2.0 contiene oportunidades y peligros. Asustan más los segundos que se vislumbran los primeros.
Estamos acostumbrados a ser dirigidos.
El primer movimiento revolucionario fue la gran explosión francesa; la primera revolución moderna.
Y la espontaneidad estuvo guiada por sus dirigentes: Jean Paul Marat, Georges Jacques Danton, Maximiliane de Robespierre, y Charles Maurrice de Tallerant.
Luego, cuando las cosas se desbordaron, vino el golpe y la tiranía de Napoleón Bonaparte.
Ayer, hoy, algunos han hecho una política de mínimos para no ser acusados de censores: pero en general, no sólo no ha habido entusiasmo en difundir lo ocurrido sino que se ha tratado de minimizar.
Hay que tomar nota, y el miedo a la espontaneidad de la protesta es sólo un síntoma de falta de respuestas desde la institucionalidad de una sociedad en crisis poliédrica.
La inmensa mayoría de los líderes políticos tienen miedo de Internet: lo quieren utilizar sólo como otro instrumento alternativo de propaganda.
Los intelectuales todavía, en general, no han descubierto que puede ser el trampolín de la libertad: los que están colocados, pueden estar más preocupados por los derechos de autor que por la difusión de sus ideas sin tener que convertirse en “intelectuales orgánicos” que satisfagan a los medios tradicionales de comunicación que les dan cobijo.
Los periodistas, en muchas ocasiones, tienen miedo a significarse ante los medios para los que trabajan. Claro, los que tienen trabajo.
La explosión de libertad del 15-M necesita contenidos, objetivos y procedimientos.
Y tienen que dar –tenemos que dar- un paso al frente quien tenga proyectos que aportar.
También habrá que contar con el recelo lógico de quienes temen que ahora que el movimiento está en marcha, haya quien quiera apoderarse de él: la historia demuestra que en ese instante se suelen promover las decepciones.
Una oportunidad para fomentar la democracia y para ninguna otra cosa más.
Yo lo apoyo, como uno más, siempre que no derive en un movimiento antisistema sin contenidos posibles.
La democracia debe ser perfeccionada y los partidos regenerarse. Pero no puede haber democracia sin partidos ni sindicatos, y no puede haber sociedades avanzadas sin democracia.
http://ccarnicero.com/2011/05/16/%C2%BFpor-que-los-lideres-los-partidos-los-intelectuales-y-los-periodistas-tienen-miedo-a-un-movimiento-que-no-controlan/
Estamos acostumbrados a ser dirigidos.
El primer movimiento revolucionario fue la gran explosión francesa; la primera revolución moderna.
Y la espontaneidad estuvo guiada por sus dirigentes: Jean Paul Marat, Georges Jacques Danton, Maximiliane de Robespierre, y Charles Maurrice de Tallerant.
Luego, cuando las cosas se desbordaron, vino el golpe y la tiranía de Napoleón Bonaparte.
Los sedimentos de la Revolución Francesa son bien visibles en nuestros días y forman parte indisociable de los avances de nuestra civilización.La democracia 2.0 permite sortear el boicot de los medios de comunicación.
Toda revolución tiene atisbos de alegría y vértigos de tragedia. La indignación es la mecha, las propuestas son los verdaderos explosivos.
Ayer, hoy, algunos han hecho una política de mínimos para no ser acusados de censores: pero en general, no sólo no ha habido entusiasmo en difundir lo ocurrido sino que se ha tratado de minimizar.
Hay que tomar nota, y el miedo a la espontaneidad de la protesta es sólo un síntoma de falta de respuestas desde la institucionalidad de una sociedad en crisis poliédrica.
La inmensa mayoría de los líderes políticos tienen miedo de Internet: lo quieren utilizar sólo como otro instrumento alternativo de propaganda.
Los intelectuales todavía, en general, no han descubierto que puede ser el trampolín de la libertad: los que están colocados, pueden estar más preocupados por los derechos de autor que por la difusión de sus ideas sin tener que convertirse en “intelectuales orgánicos” que satisfagan a los medios tradicionales de comunicación que les dan cobijo.
Los periodistas, en muchas ocasiones, tienen miedo a significarse ante los medios para los que trabajan. Claro, los que tienen trabajo.
La explosión de libertad del 15-M necesita contenidos, objetivos y procedimientos.
Y tienen que dar –tenemos que dar- un paso al frente quien tenga proyectos que aportar.
También habrá que contar con el recelo lógico de quienes temen que ahora que el movimiento está en marcha, haya quien quiera apoderarse de él: la historia demuestra que en ese instante se suelen promover las decepciones.
Una oportunidad para fomentar la democracia y para ninguna otra cosa más.
Yo lo apoyo, como uno más, siempre que no derive en un movimiento antisistema sin contenidos posibles.
La democracia debe ser perfeccionada y los partidos regenerarse. Pero no puede haber democracia sin partidos ni sindicatos, y no puede haber sociedades avanzadas sin democracia.
http://ccarnicero.com/2011/05/16/%C2%BFpor-que-los-lideres-los-partidos-los-intelectuales-y-los-periodistas-tienen-miedo-a-un-movimiento-que-no-controlan/
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