domingo, 13 de marzo de 2011

¿ Qué pasa con las fortunas congeladas a los dictadores?


el dinero congelado de los ‘cleptócratas’
La nueva edad de hielo
AHMED JADALLAH / REUTERS



Gadafi, Mubarak, Ben Alí... cuando los déspotas pierden el poder, los bancos internacionales se apresuran a congelar sus cuentas en el extranjero. ¿Pero qué significa exactamente ‘congelar’? ¿Y qué pasa después con esas fortunas? ¿Sirve de algo o solo se trata de una medida cosmética? En plena convulsión del mundo árabe, le contamos la trastienda del dinero más sucio.


Se calcula que, en estos momentos, hay congelados en todo el mundo unos 360 millones de euros en cuentas a nombre de tiranos, o bien de sus parientes y colaboradores. Y puede que sea solo la punta del iceberg. Para organizaciones como Transparencia Internacional, el iceberg ronda los 90.000 millones de euros. Y no deja de crecer. El Banco Mundial estima que, solo de África, cada año se desvía a canales oscuros la cuarta parte del dinero público del continente. Es una sangría.


Repasemos los últimos acontecimientos. Empezando por Túnez. Karly Curcio, economista de Global Financial Integrity, estima que el dinero que se ha volatilizado en ese país debido a la corrupción y los sobornos supera los 840 millones de euros anuales. En enero, cinco días después de la caída de Zine el Abidine Ben Alí, el Gobierno suizo congeló todas las cuentas del ex presidente tunecino e hizo lo mismo con los bienes de su esposa y de otros 48 parientes y amigos; entre ellos, su hombre de confianza, Azid Miled. En Francia, sin embargo, no se tomó ninguna medida contra Azid Miled, porque la ministra gala de Asuntos Exteriores consideraba que no formaba parte de la familia Ben Alí. Claro que a la ministra su relación con Miled -de quien era invitada de lujo- le ha costado el cargo.


La siguiente ficha del dominó en caer fue Mubarak. El presidente egipcio podría haberle robado a su pueblo 30.000 millones de euros. ¿Cómo es posible apropiarse de una suma tan fabulosa? «Olvídense de maletines repletos de billetes que salen del país. Ya no se hace así. Es más sencillo aprovecharse de las transacciones comerciales. Pongamos que un ministerio compra maquinaria al extranjero por un millón de dólares. En lugar de uno se pagan dos y se acuerda con el proveedor que coloque ese millón en una cuenta bancaria en un paraíso fiscal en Bahamas, Jersey o la isla de Man», explica Nicholas Shaxson, analista de la Chatham House londinense. «Mubarak, además, tiene fincas, mansiones, yates y negocios en Londres, Singapur y Dubái, además de en Los Ángeles y Suiza. El problema para los investigadores es que la titularidad de estos bienes está oculta por un cinturón de seguridad de testaferros, empresas tapadera, fundaciones, y cuentas de custodia de, como mínimo, cinco niveles.»


«Pero lo que no podemos perder de vista -subraya Shaxson- es que estamos hablando del expolio de naciones enteras. Y, por el hecho de congelar unos pocos cientos de millones, Suiza, Wall Street y la City de Londres, que son los principales centros de blanqueo de capitales, no deberían desviar la atención del verdadero asunto: la complicidad de los gobiernos occidentales con el saqueo de los países en vías de desarrollo por parte de sus propias élites. Esas cuentas congeladas son solo unas gotas en el océano. Lo importante es que cambie el clima de tolerancia hacia ese pillaje, sobre todo en el Reino Unido, cuya influencia en los paraísos fiscales es enorme.» Así, mientras Suiza anunciaba que congelaba las cuentas de Mubarak nada más ser depuesto, Reino Unido y Estados Unidos -donde los Mubarak concentran la mayoría de sus propiedades- decidieron esperar a que un nuevo gobierno egipcio reclamase los fondos.


Suiza también ha sido muy rápida a la hora de bloquear las cuentas de Muamar Gadafi, alrededor de 435 millones de euros. Pero otra vez conviene mirar la letra pequeña. El clan Gadafi tenía depositados unos 4400 millones en el Banco Nacional Suizo en 2008, pero la crisis diplomática entre los dos países a raíz del arresto en Ginebra de Hannibal, uno de los hijos del líder libio, provocó una frenética actividad de transferencias hacia otros países, entre ellos, Italia, por la amistad de Gadafi con Silvio Berlusconi. La fortuna total de los Gadafi, amasada a lo largo de más de 40 años en el poder de un país que es el cuarto productor de petróleo del mundo, rondaría los 87.000 millones de euros.


En cualquier caso, Suiza parece dispuesta a lavar menos dinero y limpiar así su reputación. Hasta hace no demasiado tiempo, los dictadores podían sentirse tranquilos en Ginebra y Zúrich. Unos jóvenes, parientes del clan de Sani Abacha, antiguo dictador militar de Nigeria, se presentaron una vez en un banco suizo para ingresar alrededor de 215 millones de euros. Cuando se les preguntó por el origen del dinero, se limitaron a contestar que procedían del comercio de hollín... y se quedaron tan anchos.


Pero en los últimos tiempos ha empezado a cambiar. Suiza ha congelado desde mediados de los años 90 unos 1350 millones de euros en cuentas de potentados extranjeros y ha transferido el dinero a los respectivos gobiernos de origen en Perú, Filipinas, Nigeria, Angola, Kazajistán o México. Y hace pocas semanas aprobó una ley histórica, llamada ‘Lex Duvalier’, para acelerar el proceso y que rompe con su tradicional secretismo bancario. Antes de que entrase en vigor, las autoridades extranjeras que reclamaban el dinero estaban obligadas a demostrar el origen ilegal de los fondos depositados en territorio helvético, tarea harto complicada en países Haití o el Congo, cuyos sistemas judiciales se habían hundido durante la dictadura.

En teoría, el resto del mundo también dispone de instrumentos legales para arruinarle la jubilación a los ‘cleptócratas’. Naciones Unidas aprobó en 2003 la Convención contra la Corrupción. En ella se estipulaba la congelación de la cuentas de los líderes políticos con fortunas sospechosas. Por ahora han ratificado la convención de la ONU 148 naciones... para alegría de Stuart Gilman, experto en corrupción del Banco Mundial. Con 30 años de experiencia, puede contar muchas historias. Una de ellas es la de un antiguo dictador africano que fue condenado a diez años de cárcel en su país. Empezó a cumplir su pena por la mañana, por la tarde salió tranquilamente de la prisión para pasar el resto de su vida en la Riviera francesa. Los viejos contactos funcionaron. «A esta gente no le importan las penas de cárcel -dice Gilman-, pero, si se actúa contra sus cuentas en el extranjero, entonces sí que se ponen muy nerviosos.»


Pero en la práctica no es nada sencillo echarle el guante al dinero sucio. Y menos aún devolverlo. Un ejemplo sangrante. En 1997, Suiza congeló 6,2 millones de euros del recientemente fallecido dictador congoleño Mobutu. Las negociaciones para su devolución con el nuevo gobierno, del que formaba parte un hijo de Mobutu, fueron rocambolescas. El Gobierno congoleño le había prometido a miembros del clan Mobutu entregarles el dinero tan pronto como Suiza lo hubiese transferido. Tras 12 años de gestiones infructuosas, a Suiza no le quedó más remedio que entregar el dinero a la familia del antiguo dictador, un desastre de imagen.


En cualquier caso, los suizos intentaron negociar, algo que no se puede decir de todos los países: Francia ha tenido que ser obligada por dos ONG a emprender acciones penales contra los jefes de Estado de tres antiguas colonias europeas: Omar Bongo, presidente de Gabón hasta su muerte, hace dos años; Denis Sassou-Nguesso, de la República del Congo; y Teodoro Obiang, de Guinea Ecuatorial. El clan Bongo posee en Francia 70 cuentas bancarias y 39 inmuebles por valor de 22 millones de euros. El congoleño Nguesso y seis de sus parientes tienen 112 cuentas localizadas a su nombre. ¿Por qué las autoridades francesas no investigaron por iniciativa propia? «La respuesta es sencilla: ¡petróleo!», dice la abogada Maud Pedriele-Vaissaière, de la organización Sherpa, dedicada a luchar contra la corrupción. Los dictadores Bongo y Nguesso mantuvieron relaciones muy estrechas con la petrolífera francesa Elf Aquitaine.


Alemania apenas se ha interesado por el tema y ni siquiera ha firmado la convención de la ONU, al igual que Siria y Arabia Saudí. Familiares del clan Suharto, de Indonesia, depositaron dinero en Alemania. El dinero sigue intacto a día de hoy, pues nadie lo ha reclamado. Suharto estaba considerado como el líder político más corrupto de la historia contemporánea hasta la caída de Mubarak. Estafó a su país alrededor de 25.000 millones de euros.


En cuanto a Estados Unidos, su obsesión es la seguridad nacional. Y sus actuaciones suelen realizarse en el marco de su guerra contra el terrorismo o el narcotráfico. Tras el 11-S, la comunidad internacional adoptó la misma estrategia para ahogar financieramente a posibles terroristas, sin mucho éxito. La Unión Europea elaboró a finales de 2001 una lista de 75 páginas con nombres de personas y organizaciones sospechosas cuyas cuentas había que congelar. A principios de 2010, un parlamentario alemán se interesó por la cantidad de dinero de organizaciones terroristas que se había congelado; la respuesta: 203 euros y 93 céntimos.
Carlos Manuel Sánchez





Tiranos de ‘fortuna’

SUHARTO
El número uno



  • Presidente de Indonesia: 1967 a 1998



  • Fortuna: 25.000 millones de euros



  • Congelados: 79 millones



  • Repatriados: 79 millones



  • Salario medio del país: 135 euros/mes



  • Un dato: es el Gobernante más corrupto de la historia.



  • Final: no fue juzgado. Alegó mala salud. Murió en 2008 en Yakarta.




  • MOBUTU
    El caprichoso






  • Presidente de Zaire (Congo): 1965 a 1997



  • Fortuna: 3600 millones de euros



  • Congelados: 4,7 millones



  • Repatriados: 0 euros



  • Salario del país: 11 euros/mes



  • Un dato: iba de compras a París y Nueva York en Concorde



  • Final: murió de cáncer, exiliado en Marruecos, en 1997.




  • SANI ABACHA
    El ‘diezmo’





  • Presidente de Nigeria: 1993 a 1998



  • Fortuna: 3620 millones de euros



  • Congelados: 506 millones



  • Repatriados: 506 millones



  • Salario del país: 88 euros/mes



  • Un dato: se llevaba el 10 por ciento de los ingresos por petróleo



  • Final: murió de un infarto en su palacio presidencial.






  • A FONDO


    ALBERTO FUJIMORI
    ‘Rasputín’ y yo





  • Presidente de Perú: 1990 a 2000



  • Fortuna: 434 millones de euros



  • Congelados: 35 millones



  • Repatriados: 35 millones



  • Salario del país: 360 euros/mes



  • Un dato: se le condenó por homicidio y secuestro



  • Final: él y su jefe de espionaje, Vladimiro Montesinos, están en la cárcel. 




  • FERDINAND MARCOS
    No, sin Imelda





  • Presidente de Filipinas: 1972 a 1986



  • Fortuna: 7200 millones de euros



  • Congelados: 495 millones



  • Repatriados: 495 millones



  • Salario medio del país: 112 euros/mes



  • Un dato: costó 17 años repatriar una parte de su patrimonio en EE.UU. y Suiza.



  • Final: murió en Hawái en 1989.



  • Carlos Manuel Sánchez

    Tiranos de ‘fortuna’

    SUHARTO
    El número uno



  • Presidente de Indonesia: 1967 a 1998 



  • Fortuna: 25.000 millones de euros



  • Congelados: 79 millones



  • Repatriados: 79 millones



  • Salario medio del país: 135 euros/mes



  • Un dato: es el Gobernante más corrupto de la historia.



  • Final: no fue juzgado. Alegó mala salud. Murió en 2008 en Yakarta.




  • MOBUTU
    El caprichoso






  • Presidente de Zaire (Congo): 1965 a 1997



  • Fortuna: 3600 millones de euros



  • Congelados: 4,7 millones 



  • Repatriados: 0 euros 



  • Salario del país: 11 euros/mes 



  • Un dato: iba de compras a París y Nueva York en Concorde 



  • Final: murió de cáncer, exiliado en Marruecos, en 1997.





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